¿Qué pasaría si los residuos que generamos a diario no fueran el final del camino, sino el comienzo de otro ciclo? Esa es la lógica de la economía circular, un modelo que busca transformar los desechos en recursos útiles para la industria. Y eso es precisamente lo que hace Greene, una empresa del Parque Científico de la UMH, especializada en revalorizar residuos sólidos no peligrosos que, de otro modo, acabarían en vertederos o incineradoras.
En 2020, España generó más de 100 millones de toneladas de residuos, según un informe del Instituto Nacional de Estadística. Frente a esta cifra, la economía circular plantea una alternativa: reducir, reutilizar y reciclar para minimizar el impacto ambiental y aprovechar al máximo los recursos. En lugar de enterrar o quemar los residuos, ¿por qué no convertirlos en materiales útiles para fabricar nuevos productos?
Una tecnología que da una nueva vida a los residuos
La tecnología desarrollada por Greene permite tratar residuos muy diversos —sin necesidad de que estén previamente separados o sean de alta pureza— para transformarlos en materias primas circulares. Este proceso evita la emisión de gases de efecto invernadero, reduce la contaminación de suelos y aguas, y disminuye los olores y el impacto visual de los vertederos.
Pero más allá del beneficio ambiental, esta transformación también supone una ventaja económica y reputacional para las empresas que adoptan este modelo. Al convertir sus residuos en nuevos recursos, reducen costes, mejoran su responsabilidad social corporativa y dejan de depender de materiales fósiles o vírgenes.
Cuatro materiales que salen de los residuos
Greene no solo habla de economía circular: la aplica. A través de su tecnología, obtiene cuatro productos clave que pueden volver a integrarse en procesos industriales:
- Aceite pirolítico (AGNOIL)
Se trata de un líquido compuesto por una mezcla de compuestos orgánicos. Este aceite se utiliza como materia prima en la fabricación de plásticos circulares, lo que permite reducir el uso de plásticos derivados del petróleo. - Biochar o char (BIOBLACC)
Es un sólido carbonoso con un alto contenido de carbono biogénico. Puede usarse como combustible en cementeras, siderurgias y cerámicas, sustituyendo al coque de petróleo. Además, su huella de carbono es mucho menor. - Carbón activado (ACSORB)
A partir del BIOBLACC, se puede generar este material mediante un proceso de activación. El carbón activado es muy valorado en la purificación de agua, alimentos y gases, gracias a su capacidad para absorber impurezas. - Calxand
Proviene de la calcinación de lodos de la industria papelera y contiene un alto porcentaje de carbonato cálcico. Se emplea como eco carga en sectores como la fabricación de pinturas, cauchos, fertilizantes o papel.
Más allá del reciclaje: recuperar, revalorizar, reutilizar
A diferencia del reciclaje tradicional, que suele requerir una separación previa muy precisa, la tecnología de Greene permite tratar residuos más complejos y heterogéneos. Para cada proyecto, se analiza el tipo de residuo y se adapta el proceso para obtener el producto más adecuado, siempre cumpliendo con los estándares de calidad del mercado.
Ambas prácticas, el reciclaje y la valorización, son esenciales para una gestión sostenible de residuos. Fuente: https://www.greene.es/diferencia-entre-reciclaje-y-valorizacion-de-residuos/
Con su primera planta Valogreene, Greene prevé valorizar hasta 40.000 toneladas de residuos al año, lo que supone un ahorro significativo en emisiones y vertidos. Además, sus operaciones están alimentadas con energía renovable, reforzando así su compromiso con la sostenibilidad.
El camino hacia el futuro circular
Después de más de una década de desarrollo y más de once millones de euros invertidos en I+D, Greene está posicionada como una pieza clave del cambio hacia una economía circular real. Con varios proyectos industriales en marcha y alianzas estratégicas tanto públicas como privadas, demuestra que convertir la basura en recursos ya no es una utopía, sino una realidad posible.